Autor: Colectivo Fluidos

El regreso al salón de clases es inminente. Pero ¿qué pueden hacer las autoridades de las escuelas para hacer este regreso tan seguro como sea posible para los alumnos, los maestros y el personal de apoyo? Por una parte, se deben cumplir las normas de salud de la localidad donde se encuentre el centro educativo; y por otro lado, los alumnos y las personas participantes deben estar protegidos por encima de lo que establezcan las normas mismas. Esto requiere de acciones de todo tipo y de actitudes asumidas por todos los involucrados. Se describen a continuación algunas recomendaciones para enfrentar la pandemia de la COVID-19, basadas en lo que realmente sabemos hasta ahora con relación al virus que la provoca.

La llamada “sana distancia” (1.5 metros) es una medida que ayuda poco, dado que debería ser significativamente mayor. Se ha encontrado que partículas de saliva suspendidas (que transportan el virus) en el aire pueden viajar distancias diez veces mayores a la sana-distancia. En todo caso es recomendable la realización de actividades que promuevan un distanciamiento mayor entre los alumnos y evitar todas aquellas que impliquen su cercanía y aglomeración.

Recomendaciones para los espacios exteriores de las escuelas

Se sabe que el virus se encuentra principalmente en el aire, acarreado por los aerosoles que generalmente surgen al hablar, cantar, toser y estornudar. El flujo y las turbulencias en el aire dispersan al virus y reducen su concentración. Se piensa así que los espacios exteriores son más seguros. Sin embargo, no hay que olvidar a los individuos que pudieran estar infectados o que podrían ser transmisores asintomáticos de la infección, por lo que es necesario el distanciamiento físico entre las personas aún en el exterior. Hay que evitar colocarse muy cerca y a un lado de otros individuos por donde previamente circule una corriente de aire. Estas acciones minimizarán la posibilidad de aspirar los virus posiblemente suspendidos como aerosoles.

Recomendaciones para los salones de clase y otros espacios interiores

En estos casos la ventilación es un aspecto importante para la seguridad de los ocupantes del interior. Una de las formas obvias para este propósito es abrir las ventanas para inducir una corriente natural de aire, que cruce de lado a lado el espacio interior. Si se dispone de ventiladores, éstos deben estar localizados en las ventanas o cerca de ellas para favorecer la circulación de aire, y considerando las condiciones ambientales al exterior del recinto. Los escritorios de los alumnos deben colocarse lo más lejos posible entre sí, preferentemente de forma escalonada y evitando las zonas cercanas a las ventanas.

Existen dispositivos que actualmente se desarrollan tecnológicamente con el propósito de limpiar y eliminar el virus del aire. Ejemplos importantes son los filtros HEPA para la limpieza del aire; así como la luz ultravioleta UVC y el ultrasonido para desactivar los virus. Los dispositivos basados en estos métodos están entrando paulatinamente al mercado y deben utilizarse de acuerdo con las recomendaciones de los fabricantes.

Una práctica común en los procesos de sanitización personal es el empleo de gel antibacterial que se aplica y esparce en las manos después de abrir una puerta o tocar un objeto ajeno. Se deben distinguir claramente las bacterias de los virus, y la denominación antibacterial no significa necesariamente antiviral. Se ha encontrado que este tipo de geles son ineficaces contra los virus, de tal suerte que su uso es un poco para guardar las apariencias y recordar el necesario lavado frecuente de las manos con agua y jabón. Se trata esta última de una técnica protectora muy útil y eficaz para reducir la concentración viral. Es recomendable que el personal docente y de apoyo supervisen continuamente esta medida, junto con el uso permanente del cubrebocas.