Egresada orgullosamente de la UNAM como ingeniera Mecatrónica, Mariana Catalina Gómez Pérez regresó a las aulas de la Facultad de Ingeniería para convertirse en la primera mujer que imparte Automatización Industrial, asignatura que, desde su incorporación al plan de estudios de Ingeniería Mecánica, estuvo a cargo de ingenieros.

Con seis años de experiencia profesional en las áreas de diseño, programación y puesta en servicio de Sistema de Control Distribuido (DCS), su vocación docente surgió, sin imaginarlo, a la par de las capacitaciones que impartía a clientes y usuarios de las empresas en las que ha ejercido. Y a pesar de no concebirse como profesora durante su etapa universitaria, es una labor que disfruta y en la cual encuentra un gran compromiso.

Mariana decidió estudiar Ingeniería Mecatrónica desde el día que visitó las instalaciones de la FI y el Laboratorio de Automatización Industrial en una jornada de orientación vocacional. Al terminar la carrera, empezó a trabajar de practicante en el área de automatización de procesos de Cimex, una empresa con gran mercado en la industria nacional e internacional "en los campos mecánico, eléctrico, civil, instrumentación y supervisión en la gestión y administración de proyectos".

Tras titularse por trabajo profesional, se integró como especialista de producto a Schneider Electric México, una compañía líder mundial, y en la búsqueda de vínculos colaborativos entre empresa y universidad se le presentó la oportunidad de incorporarse a la planta docente de la FI.

Para ella, el aprendizaje es una labor de equipo en la que las y los docentes deben motivar al alumnado llegar al final de su carrera, ejercerla con éxito y continuar creciendo profesionalmente. Con esa convicción, Mariana desea hacer una maestría en Automatización, de ser posible, en el extranjero, pues confía que podrá enriquecer el desarrollo de este campo en México, mediante la industria y la enseñanza.

"Estoy muy contenta y agradecida con la oportunidad, y también consciente de la gran responsabilidad que simboliza por el grupo social que represento, sobre todo cuando existen prejuicios alrededor de las mujeres jóvenes. El que haya personas que rompan con lo común siempre abrirá las puertas a otras, al igual que la incorporación de nuevas visiones, perspectivas y formas de trabajo", considera Mariana.

Una frase de Ray Bradbury viene a su mente cuando se le pregunta por el consejo que daría a las futuras ingenieras: "Demasiado tarde comprendí que no es posible esperar a ser perfecto, que hay que salir a la vida y caerse y levantarse como todo el mundo". Desde su perspectiva, las mujeres debemos arriesgarnos a emprender sin esperar la perfección por el temor de una sociedad que juzga por los errores. "Seguiremos abriendo espacios para otras mujeres a medida que rompamos con los prejuicios y estereotipos", finaliza.