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Cultura y deportes
2015-09-04
Los placeres de la lectura
El ingeniero Gonzalo López de Haro comparte sus reflexiones con los alumnos de primer ingreso.
Por: Elizabeth Avilés
Fotografía: Jorge Estrada Ortíz
Comunicafi
Ing. Gonzalo López de Haro

"Desnudos o vestidos, en la cama o en la mesa, en el césped o en la alfombra, con música o en silencio, entre sábanas o en el clóset... leer es un placer que enriquece el conocimiento y estimula la imaginación". Así comenzó la plática Algunas Reflexiones sobre la Lectura del ingeniero Gonzalo López de Haro, secretario General de la FI, para los alumnos de Cultura y Comunicación, organizada por la División de Ciencias Sociales y Humanidades.

Cuando en una encuesta de 2013 se les preguntó a alumnos de licenciatura si habían leído algún libro en el último año sólo por el placer a la lectura, la Facultad de Ingeniería ocupó el último lugar. Ante este dato, el ingeniero manifestó: "si bien se puede llegar a ser un buen ingeniero sin leer, se puede llegar a ser un mejor ingeniero si se tiene ese hábito; es sustancial que como ingenieros adquiramos aprendizajes, habilidades y competencias, leer es importante también para una formación integral".

La lectura es en principio una forma de comunicación con base lingüística, pero también nos permite construir sentidos, comprender el mundo, apropiarnos de la lengua y ensanchar horizontes. Si tiene tantos beneficios y placeres, ¿por qué no se lee?

Una primera respuesta dada por el ingeniero es el desaliento que conlleva el que "leer sea uno de los pocos verbos cuya forma más usual de conjugación es el imperativo", pero también retoma el miedo que la antropóloga francesa Michèle Petit identifica en su libro Nuevos acercamientos a los jóvenes y la lectura: temor a la transgresión, a la opinión de los demás, a salir del rol socialmente predeterminado e incluso a la confrontación con uno mismo, porque a pesar de que la lectura es un acto de libertad a través del cual tenemos un diálogo con el texto y construimos nuestra propia identidad, también llega a ser utilizada como instrumento de autoridad y sometimiento.

Con la lectura en voz alta de la primera página de historias como El Perfume de Patrick Süskind y La más faulera de Mónica Lavín, el ingeniero concluyó que para fomentar la lectura hay que cultivarla como un hábito nacido de motivaciones internas: "a dejar atrás la idea reduccionista de que los ingenieros no leemos, a romper los miedos y aventurarnos en el mundo de los libros para encontrarnos a nosotros mismos".