La tradicional Megaofrenda UNAM volvió a lucir sus monumentales calaveras, catrinas de colores, flores de cempasúchil y pan de muerto en la pista roja del Estadio Olímpico Universitario, los días 1 y 2 de noviembre, con la temática Mujeres en las Ciencias, Humanidades y Artes; la Facultad de Ingeniería, a través de su División de Ciencias Sociales y Humanidades (DCSyH) rindió homenaje a Leonora Carrington, pintora, escultora y escritora surrealista inglesa, nacionalizada mexicana.
Tras dos meses de intenso trabajo, la ofrenda de Ingeniería quedó lista para recibir a los visitantes; la arquitecta Araceli Larrión Gallegos, profesora de la DCSyH y coordinadora de esta actividad, comentó en entrevista que el altar se dedicó a Leonora Carrington por su extraordinaria obra onírica y surrealistas, cuya complejidad la hace extremadamente interesante: "Ella representaba en su obra sus sueños, un universo mágico y de fantasía, lleno de criaturas míticas y misteriosas del inconsciente, lo cual la hacen difícil de imitar, pero logramos cumplir el reto", explicó.
Los elementos que integraron la ofrenda representaron las emociones y sueños de Carrington: un caballo que aparece como símbolo de sus deseos de libertad o recuerdos de su infancia; una copia de su obra escultórica Cocodrilo que es un barco en forma de cocodrilo, donde van cinco más pequeños y uno adulto remando, además de árboles que aluden a su hogar, una especie de búho vigilante, un pez, y una pintura en cartón de Autorretrato: La posada del caballo del alba, donde la artista aparece en una pose masculina, con piernas abiertas, saco y pantalón, zapatos de tacón y el pelo suelto, símbolos de su rebeldía frente a las normas.
No podían faltar las calaveras y esqueletos de maché, las flores de cempasúchil de papel china y naturales, un collage de calaveras coloridas realizadas por estudiantes de Cultura y Comunicación, la ingeniería, representada en las figuras geométricas del piso y escaleras, y los cuatro elementos de la naturaleza: fuego (luces), tierra (plantas), aire (un rehilete) y agua (para el riego de las plantas), todo para darle mayor realce a la ofrenda, cuyo diseño creativo estuvo a cargo de la arquitecta Larrión, con la colaboración del maestro Eduardo Alarcón Ávila, el ingeniero Noé Pérez Soto, la maestra Margarita Sayil Salazar, Alberto Hernández Bustamante, Ulises Jacobo Albarrán, Areli Paulina Navarrete Casiano, Norma Angélica González Maldonado, Daniel Olguín Rodríguez y Gabriela Alejandra Hernández.
