Con el crecimiento exponencial de la tecnología, pocos son los cursos que pueden mantenerse inmutables cuando de la transmisión de los saberes y habilidades requeridas para crearla, operarla y darle mantenimiento se habla. En este contexto, la actualización y la educación continua son un reto de particular relevancia para quienes forman parte de este campo de conocimiento.
Por eso, llama la atención la historia del curso intersemestral Mantenimiento y reparación de equipos electrónicos que imparte el profesor Rogelio Bolio García, de la División de Ingeniería Eléctrica, desde hace más de cuatro décadas, a estudiantes de la Facultad de Ingeniería (FI) y también en ocasiones a personal de la Secretaría de Educación Pública y del Centro de Rehabilitación Profesional de la Secretaría de Salud.
La pericia del profesor con este tipo de aparatos se remonta a su adolescencia, cuando con un poco de observación, nulos conocimientos teóricos y mucha valentía, abrió y reparó la antigua televisión familiar. Su curiosidad lo llevó a buscar una formación en el área, de manera que antes de ingresar a la FI, ya era técnico en radio y electricidad. Estas habilidades hicieron de él un estudiante destacado y le valieron una oferta de trabajo en su alma mater ni bien egresó con el título de ingeniero Mecánico Electricista.
En su ejercicio docente, Rogelio Bolio se dio cuenta de que al alumnado le hacía falta lo que le permitió salvar su televisor años antes, más algo de lo había adquirido en el camino desde entonces: seguridad para desarmar los electrodomésticos, una metodología para descubrir las posibles causas de la falla y un par de trucos personales que felizmente comparte. Así, en 1983 y en respuesta a una solicitud estudiantil, inició este curso intersemestral que permite practicar lo aprendido en las aulas, y que semestre con semestre reúne alrededor de cien participantes.
A lo largo de dos semanas, las personas inscritas aprenden técnicas de localización y solución de fallas que el profesor ha metodizado en sus cincuenta y cinco años de experiencia dentro de esta especialidad. La parte empírica se aplica a un aparato propio —televisiones, hornos o licuadoras, entre otros—, cuya reparación reafirma los conocimientos de los y las futuras ingenieras, les da confianza y se convierte en una demostración material de sus capacidades.
Tras cuatro décadas de labor, el ingeniero destacó la rapidez de aprendizaje, el interés y la motivación del alumnado de la FI, características que luego fortalecen oportunidades laborales en empresas líderes de radio, televisión, telecomunicaciones, de las áreas médica e industria alimentaria y en general donde quiera que se utilicen equipos electrónicos. "Podría estar jubilado, pero me siento feliz de ayudar a las y los jóvenes a iniciarse, a obtener un trabajo y a crecer. Espero impartir estos cursos muchos años más, ya que me llenan de satisfacción", expresó el académico con jovialidad, y agregó que el seguir ejerciendo es lo que lo fortalece y lo mantiene con salud.