El último miércoles de cada mes, cuando el sol se oculta, el Palacio de Minería deja sus puertas abiertas para dar paso a la Noche de Museos, una tradición de la Ciudad de México en la que cultura y diversión se dan cita.

Para cerrar septiembre, el majestuoso Palacio hizo honor a una práctica que se remonta al siglo XIX: ser la sede de conciertos de "música culta", mismos que tenían el fin de compartir con la sociedad novohispana las obras de compositores europeos y mexicanos, y que posteriormente llevarían a la creación de la Academia de Música del Palacio de Minería y la Orquesta Sinfónica de Minería en 1978.

Los ecos de esta vocación por la música de cámara resonaron en el Salón de Actos con el concierto del Ars Iovialis y la Orquesta de Cámara de Minería bajo la dirección del maestro Óscar Herrera, quien platicó con el público para lograr una mejor apreciación de cada pieza del programa.

El repertorio no sólo se limitó a obras de música clásica como Sonata de Iglesia en re mayor, K144 de Wolfgang Amadeus Mozart, Gloria in excelsis, de la Misa BWV 235 de Johann Sebastian Bach, y Die Himmel erzählem die Ehre Gottes, del Oratorio La Creación de Franz Joseph Haydn, sino que incluyó las canciones Hijo de la Luna de Mecano y We are the Champions de Queen.

Para finalizar la velada, el auditorio, que llenaba el Salón de Actos, se puso de pie para entonar con el brazo en alto el Canto a la Universidad.

Noche de Museos y las actividades culturales del Palacio son organizadas por la División de Educación Continua y a Distancia, a través de la Coordinación de Promoción Cultural.